viernes, 23 de enero de 2009

Hontoria de la Cantera - Burgos

Una tarde, trasteando un poco por internet sin rumbo fijo, me llamó la atención un blog que hablaba de una zona cerca de aquí, Hontoria de la Cantera. Allí se situaba una antigua cantera -ahora abndonada- usada ya en el siglo XI para sacar piedra con destino a la catedral de Burgos.


Me llamó bastante la atención aquel lugar, así que sin pensármelo dos veces, a la mañana siguiente fui para allá. Al principio la búsqueda fue un poco infructuosa. Me metí por caminos vecinales que salían de Hontoria de la Cantera, pero no hacía más que alejarme de la zona montañosa, así que volvía una y otra vez. Otro de los caminos era intratable en coche, con lo que me adentré andando un par de kilómetros, sin resultado satisfactorio. Para colmo, los días anteriores habían sido de fuertes nevadas, y dado el aumento térmico, las sendas estaban embarradas, dificultando si cabe la búsqueda.

Pensando de manera lógica, salí del pueblo siguiendo la carretera que va a Soria y, a unos 2 kilómetros a la derecha salía otra carretera bastante deteriorada. Como parecía que rodeaba el cerro montañoso, me desvié por ahí y a 1 kilómetro del desvío obtuve el premio.



Impresionante y espeluznante a la vez. Un gran recinto, ahora abandonado, se despliega ante mi. La zona, después de agotar la cantera, sirvió durante muchos años de fortín para el ejército. Qué mejor forma de seguridad que el método de cámaras y pilares de estas antiguas minas de piedra. El deterioro del recintoha sido muy rápido, puesto que hasta el 2004 no se derogó la zona militar. Garitas vacías, casetas de perros silenciosas, y un par de edificios en lamentable estado, son la sombra de lo que un día fue un fortín militar en toda regla. Todas las cuevas están abiertas, menos una, donde se guarda un rebaño de obejas.






Adentrarse por alguna de sus cuevas, es entrar al corazón de la montaña, una montaña muerta por dentro, llena de heridas profundas que la han dejado hueca. Desde el primer momento la falta de luz y el silencio te rodean de manera que la intranquilidad se apodera de ti. Con una pequeña linterna de leds y el flash de la cámara me adentro hasta el final de uno de los túneles y salgo al otro lado del cerro. Bóvedas altísimas se dejan ver entre la poca luz que entra por las ventanas de aireación. Antiguas barreras de espino, puertas desvencijadas, muros quebrados por el paso del tiempo, todo da una sensación bastante peliaguda.

En otra de las cuevas no llego a adentrarme mucho, ya que no veo final. No hay luz al fondo, parece un agujero negro que te ptranspotaría a otros mundos, dentro de la tierra.... prefiero dejar aquí la excursión, ya he tenido suficiente adrenalina por hoy. Os dejo unas cuantas fotos de muestra...