Me llamó bastante la atención aquel lugar, así que sin pensármelo dos veces, a la mañana siguiente fui para allá. Al principio la búsqueda fue un poco infructuosa. Me metí por caminos vecinales que salían de Hontoria de la Cantera, pero no hacía más que alejarme de la zona montañosa, así que volvía una y otra vez. Otro de los caminos era intratable en coche, con lo que me adentré andando un par de kilómetros, sin resultado satisfactorio. Para colmo, los días anteriores habían sido de fuertes nevadas, y dado el aumento térmico, las sendas estaban embarradas, dificultando si cabe la búsqueda.
Pensando de manera lógica, salí del pueblo siguiendo la carretera que va a Soria y, a unos 2 kilómetros a la derecha salía otra carretera bastante deteriorada. Como parecía que rodeaba el cerro montañoso, me desvié por ahí y a 1 kilómetro del desvío obtuve el premio.
Impresionante y espeluznante a la vez. Un gran recinto, ahora abandonado, se despliega ante mi. La zona, después de agotar la cantera, sirvió durante muchos años de fortín para el ejército. Qué mejor forma de seguridad que el método de cámaras y pilares de estas antiguas minas de piedra. El
deterioro del recintoha sido muy rápido, puesto que hasta el 2004 no se derogó la zona militar. Garitas vacías, casetas de perros silenciosas, y un par de edificios en lamentable estado, son la sombra de lo que un día fue un fortín militar en toda regla. Todas las cuevas están abiertas, menos una, donde se guarda un rebaño de obejas.
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