martes, 30 de septiembre de 2008

Bárcena de Bureba - Burgos

Entro en este pueblo fantasma a través de... ¡una cantera abandonada!. Vaya, ya desde el principio y aún estando dentro del coche la adrenalina empieza a moverse al pasar con precaución por un camino abrupto de terrenos blancuzcos (no estoy seguro si de yeso o de alguna roca que pueda contener gran cantidad de cloruro de calcio como por ejemplo la caliza).


Comienzo a adrentarme en el pueblo por un camino que me lleva directamente al barrio alto. Parece que está bien definido en dos barrios. El de arriba está coronado por la iglesia. Es donde mejor se ve el principipal ingreso económico que tenía la gente de Bárce de bureba, los campos de cultivo de cereal. El de abajo queda en la zona del río Hontomin, rodeado de exuberante vegetación. Aquí el pueblo poseía dos molinos harineros usados por las demás aldeas cercanas.



En los años 40 el alcalde del pueblo decidió negarse a instalar el tendido de luz que estababan incorporando el resto de nucleos rurales de la zona. Podríamos decir que esta persona tuvo "pocas luces"... Años después, el proyecto se hacía caro e inviable, dejando a la población en condiciones precarias en invierno cuando los lobos bajaban hasta las mismas calles del pueblo. Así que Bárcena inició un proceso lento y sufrido de abndono progresivo hasta su completa extinción de población en los años 90.


Veo casas de buena planta. Muchas con dos alturas, aparte de las cuadras en la planta baja. Puertas adoveladas y muros robustos. Paseo por su silencio. El día se va abriendo con pereza, después de amanecer nublado. Una sensación de pena siempre me acoge en estos lugares. Lo que cuesta y se tarda en construir y crear todo esto, para que tenga que ser abandonado. No me canso de imaginar estos pueblos en sus mejores tiempos, con niños corriendo por las calles, mujeres sentadas al lado de sus casas, gente entrando y saliendo de la iglesia, hombre labrando la tierra.... año tras año luchando por vivir cuando su destino estaba escrito desde hacía mucho tiempo. Voy a la iglesia...

El edificio de origen románico se conserva por fuera con relativa consistencia, siendo la parte más lastimada el interior del mismo. El saqueo y la profanación siempre están presentes en el abandono de lugares sagrados. La iglesia, consagrada a San Julián, ha conseguido guardar su retablo gracias a que fue trasladado a un museo de Burgos. El resto, ya lo sabemos. Lo de siempre. Restos de altar desperdigados, tumbas abiertas y pintadas por todas partes. Una pena.


Según vuelvo al coche me doy cuenta de las dimensiones del lugar. En Bárcena de Bureba existían a finles del siglo XIX casi treinta casas, con familias

dedicadas al trabajo en el campo, sobre todo de trigo y cebada. En
la parte baja, cerca del río se plantaban árboles frutales, que toda-
vía hoy se pueden ver.
Sacio un poco mi gula con algunas moras que crecen con total
libertad en la zona -dentro, fuera, al lado y en las casas- antes de
retornar al coche y dejar de nuevo a esta zona de un silencio abso-
luto. Un silencio que grita de pena y, sobre todo, de soledad...





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